Te vi
Te vi
Te vi
la noche pasada volando entre las mimosas las rosas salvajes y la retama tras
las dunas que contienen el mar,
Eras
libélula, creo recordar, y elegantemente te posabas con donaire sobre los
afilados bordes de los pétalos, sin importarte color o procedencia, eras libre
y sin prejuicios absurdos que te hicieran dudar.
Eras
suave en la madrugada, como la brisa, eras la carcajada constante de las olas
rompiéndose en mil trozos de marfil y alabastro contra los inexpugnables
castillos de arena olvidados de la orilla.
Todo
el mundo te vio esta mañana, eras roca paciente pero algo cansada, eras fuerte,
recia y gris. Eras asidero seguro del cansado caminante y asiento del perdido,
eras punto de guía y encuentro, eras duro, sensato.
Y ya
ves, ahora eres la luz caliente del mediodía, que me ayuda a escribirte estas
palabras pero que golpeas mi quemada piel, sin dejar parte de mi cuerpo que no
allanes con tu celoso abrazo entre el tormento y el éxtasis.
PS:
cuando sólo seas suspiro vestido de recuerdo, piensa todo lo que llegaste a ser
para mí en sólo veinticuatro horas.
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